ANDROCLES Y EL LEÓN

ANDROCLES Y EL LEÓN

Cuenta una vieja leyenda que, en cierta ocasión, un esclavo de Roma llamado Androcles huyó y logró llegar hasta África.

Allí se refugió en la selva, donde se tropezó con un león que gruñía y gemía lastimeramente. Androcles se echó a temblar de espanto, pues aunque los leones nunca atacan a los hombres si no se los molesta, aquél  parecía herido en una pata, y un león herido es muy peligroso.

Paralizado por el miedo, el joven esclavo miraba fijamente a la fiera, que andaba muy despacio, cojeando.  Tenía una astilla clavada en una pata, según vio Androcles, y debía hacerle mucho daño por los gemidos que profería el animal. 

Con mucho cuidado, Androcles se acercó al león y le arrancó la astilla de la pata, y luego se la vendó con un trozo de su túnica.  La fiera, comprendiendo que el hombre quería curarle, le dejo hacer sin oponer resistencia y luego se marchó, cojeando aún  pero aliviado de su dolor.

Tiempo después, Androcles fue capturado por una patrulla de soldados romanos y conducido de nuevo a Roma.  En el barco que le llevaba de regreso a Italia, encadenado, Androcles pensaba con tristeza en el castigo que le esperaba por haber huido.

Pero la realidad resultó peor aún que sus más sombríos pensamientos, pues para escarmiento de los numerosos esclavos que intentaban huir, Androcles fue condenado a morir en el circo de roma.   Eran tiempos crueles, en los que os romanos disfrutaban viendo luchar a los gladiadores contra fieras salvajes capturadas en África.

Androcles fue dejado solo en medio  de la pista del Coliseo, el  gran circo romano, donde soolt aron un león furioso y hambriento para que lo devorara.

Pero, para sorpresa de todos, la terrible fiera llegó junto a Androcles y le lamió las manos tan mansamente como si se tratara de un perrillo: era el mismo león al que el esclavo había curado tiempo atrás, que había sido capturado también y que no  había olvidado a su benefactor.

Ante suceso tan extraordinario, los romanos dejaron en libertad a Androcles y devolvieron el león a África.